RESPUESTAS DE RUBEN CARVAJAL A "¿ËTICA DEONTOLÓGICA COMO PROBLEMA NEUROFILOSÓFICO?"
Hola Carlos,
Interesante tu aporte. En lo personal me considero un reduccionista.Comparto mucho la posición de Francis Crick quien en su libro "Haciala búsqueda científica del alma" hace una propuesta interesante: leencuentra una ubicación cerebral al "libre albedrío" cercana al"surco anterior del cíngulo, al lado del área 24 de Brodman". Sebasó para ello en la evidencia experimental según la cual personascon lesiones en esa región mostraban una pérdida de la voluntad (1).El aporte de Greene intentando buscar alguna relación entre laactividad cerebral durante la elaboración de jucios morales es muyinteresante porque va en la misma línea. Ya se hicieron hace unosaños otros experimentos que llevaron a algunos a la conclusión(¿apresurada?) de que no poseemos libre albedrío. Fueron losexperimentos de Libet, citados en el libro de Gazzaniga "El pasado dela mente" según los cuales "en veinte milisegundos una simpleestimulación en la piel gatilla un impulso eléctrioco en la corteza.Empero, desde el instante en que la incitación alcanza la cortezahasta el momento en que tomamos conciencia del estímulo, puiede pasarhasta medio segundo" (2)Inclusive la voluntad, asociada como una categoría o atributo delalma, según el neurocientífico Jhon Eccles, fue analizada desde elpunto de vista neurofisiológico, como cuando dice: "...en unasituación en que actúa la "voluntad" se producirá un esquema dedescarga modificado a lo largo del tracto piramidal y este cambio ha deproducirse porque existe otro cambio en el esquema temporoespacial deinflujos que actúan sobre las células piramidales de la cortezamotora" (3)Me identifico con ciertos filósofos de la mente, o tambiénneurofilósofos, que si bien son reduccionistas son son deterministasextremos sino compatibilistas, ya que dejan un márgen de maniobra parala acción indivdual libre. Mi dilema (¿moral?) es que miapasionamiento por ver todo reducido a la acción neuroquímica oneurofisiológica, incluyendo la moral, la libertad, la voluntad, laconsciencia, e incluso el altruismo, me encuentro con un obstáculo queno me gusta, y que ya está sucediendo. Casos judiciales donde sonexculpadas personas que han incurrido en actos criminales, violentos, yhan hecho daño real verdadero, han sobrepasado el límite de lodeontológico, o sea "de lo justo, de lo adecuado, de lo obligatorio".Y sus defensores empiezan a apoyarse cada vez más en la neurociencia,arguyendo que sus niveles de serotonina son muy bajos y sus niveles detestosterona son muy altos, lo que hace que sean violentos llegandoinclusive a cometer actos criminales "fuera de su control", es decirestarían controlados por ese coctel peligroso de moléculas,determinado qui´zas por un aalteración genética que les dotó deesos niveles anormales de dichas moléculas, responsables como se hadeterminado en muchos estudios, del comportamiento agresivo violento.Esa es la parte que no me gusta. Ese manejo de la neurociencia demanera parcializada. Prefiero esta palabra en vez de reduccionismo, yaque estoy en defensa del reduccionismo pero aún no he escuchado laexplicación convincente que me permita conciliar la responsabilidad yel pequeño márgen de libertad que podamos poseer con el hecho de quetanto nuestras emociones como nuestra propia razón forman parte de unentramado holístico, aquí sí comparto el término ya que igualmentecomparto junto con Antonio Damasio ("El error de Descartes") la visiónintegrada mente-cuerpo en lugar de la clásica visión cartesiana donderes cogitans y res extensa eran dos cosas separadas, apenas enlazadas através de la glándula pineal.
Saludos cordiales,
Rubén Carvajal
Referencias:
1. Crick, F. Hacia la búsqueda científica del alma, Debate,Barcelona, 2003. Pág. 334
2. Gazzaniga, M. El pasado de la mente, Andrés Bello, Barcelona, 1998,Pág. 101
3. Eccles, J. Observando la realidad, Roche, Basilea, 1970, Pág.143
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